Descripción
Aunque su origen es asiático, hoy en día se produce en casi todos los países tropicales y subtropicales del planeta. El té verde está mucho menos procesado que el negro, pues las hojas sólo se cuecen al vapor y luego se procede a su secado, todo ello se debe hacer cuidadosamente sin romper ninguna hoja para mantener intactos todos sus componentes, esto produce que sea mucho más suave y con un contenido muchísimo mayor de antioxidantes.
Tiene un altísimo contenido en sales minerales, vitaminas A, C, E y B-2, selenio, ácido fólico, calcio, cromo, magnesio, manganeso, hierro, cinc, fósforo, potasio, aluminio y flúor. Contiene entre un 2 y un 4% de cafeína y teofilina, y un 3% de polifenoles (antioxidantes) que son los que le confieren ese gran efecto medicinal antioxidante.
Entre las propiedades medicinales más importantes destacan el de ser un buen aliado a la hora de la lucha contra el cáncer y enfermedades degenerativas; favorecer la eliminación del colesterol malo; tener efecto antitrombo; prevenir la aparición de la hipertensión; regular los niveles de insulina; reducir los efectos del envejecimiento y reforzar el sistema inmunitario.
Aunque tiene menos cafeína que el té negro, puede provocar insomnio o nerviosismo en las personas sensibles a la cafeína y no se recomienda su ingesta por los niños.
Para su infusión, el té verde se cuece durante 2 o 3 minutos a una temperatura entre 60 y 90 ºC.